Tren Barcelona Vigo, siglo XXI.
Distancia: 1100 km.
Tiempo de viaje (sin retrasos): 16 h.
Velocidad media: 68 km/h
Por no hablar de los vagones, que aparte de haber sido pintados por fuera, siguen siendo los mismos de finales de los 70. Y el vagón restaurante, que en Monforte de Lemos (donde el tren se divide en dos, uno que va hacia A Coruña, y el otro hacia Vigo) se va con la máquina que parte destino a A Coruña, dejando a los que viajan hacia Vigo sin posibilidad de conseguir un desayuno a bordo.
Otro ejemplo:
Viajar de Vigo a Sarria, unos 172 km, lleva aproximadamente 5 horas y media. En este caso nos lucimos todavía más: 31 km/h.
Mientras leemos las nocicias del nuevo AVE de turno (siempre a o desde Madrid, por supuesto, no vaya a ser que alguien se moleste si se hace un AVE que no pase por el centro) Hay muchos servicios que utiliza un montón de gente, y que todavía discurren por larguísimos tramos de vía única, con infraestructuras de cuando Harold Lloyd aún no llevaba gafas, y que circulan a velocidades superables por coches de esos de los que no hace falta tener carné para conducirlos.
Sé que es mucho pedir. ¿Pero alguien podría plantearse desdoblar las líneas en esos tramos de vía única, y poner en marcha máquinas un poco más rápidas (no hace falta AVE)?
Tercermundismo.
Profesionalidad.
Hace poco leía la noticia de que han demandado , nada menos que a Apple, por no compensar por el sobreesfuerzo laboral.
El caso es que la explotación empresarial es una práctica muy habitual en España, y particularmente en el mundo de los servicios informáticos, donde es frecuente pedir al empleado sobreesfuerzos no compensados como trabajo fuera de horas, fines de semana o en períodos vacacionales -incluso con algo aparentemente inócuo como llevar un teléfono siempre abierto encima-.
Normalmente la retórica corporativa típica viene a decir que 'eso ya está incluído en el sueldo', que 'este trabajo es así', o que 'hay que ser profesionales'. Pero al final, hay alguien que sí se está beneficiando de ese tipo de sobreesfuerzo de forma doble: Por una parte no necesita contratar personal extra para llevarlo a cabo, y por otra no paga o compensa de forma adecuada (a veces de ninguna manera) al personal que acaba haciendo horas extras (que no existen porque nadie las paga o reconoce, pero sí se trabajan) y perdiendo tiempo personal.
Aún tenemos mucho que avanzar, tanto las compañías como los empleados, para aprender a valorar nuestro tiempo y el de los demás. Al fin y al cabo, nuestro tiempo es lo más importante que tenemos, y regalarlo es una falta de respeto para nosotros mismos y un acto de poca profesionalidad (alguien que se define como profesional, cobra por el tiempo que trabaja)