Ayer, vi una película mientras disfrutaba de la comodidad de mi sofá. El caso es que la susodicha es de hace 18 años, lo cual no me parece que sea demasiado tiempo -aunque pensándolo bien, es el suficiente para que alguien alcance la mayoría de edad- pero encontré en ella varios elementos que me hicieron reflexionar sobre el paso del tiempo y como cambian las cosas.
En una escena de la misma, el protagonista, un agresivo ejecutivo, se encuentra en un establecimiento comercial y necesita hacer una llamada. En el siguiente plano, está utilizando el teléfono inalámbrico de la tienda que le ha facilitado el amable dependiente. Hoy en día esto sería impensable. No hablemos ya de un flamante ejecutivo como el de la película. ¿Qué adolescente no tiene un móvil?
Avanza la acción. El repeinado 'yuppie' de nuestra historia se encuentra en su despacho,amplio y luminoso, donde en el fondo se aprecia un aparatoso ordenador. Por el aspecto, probablemente un IBM PC AT a 8Mhz, como mucho con 10 o 20MB de disco duro. Posiblemente el colmo de lo moderno y potente en aquellos tiempos. Ya que hablábamos de móviles, podemos decir sin miedo a equivocarnos que hoy en día tenemos más potencia en el que llevamos en el bolsillo que la que le pudiera ofrecer aquella máquina a nuestro protagonista. A los CD-ROM's aún le quedaban un quinquenio para popularizarse. Y claro, la idea de Internet hubiera sonado tan a ciencia ficción como la mismísima Guerra de las Galaxias. Cuando nuestro hombre necesite buscar algo, tendrá que recurrir a un libro o echar mano de sus muchos contactos y recursos, y localizar a un experto que le explique lo que necesite saber.
En otra escena, la chica de la película (como toda película americana que se precie, hay una bonita historia de amor) está escuchando música con un reproductor portátil. Cuando le hablan, levanta la mano derecha en la que sostiene el aparato, y lo apaga. Pero... ¡Un momento! El dispositivo es enorme, y utiliza cintas de cassette. Es un Walkman, un chisme mecánico, con motores, palancas, engranajes y que tira de una cinta magnetizada que está enrollada en dos bobinas. Capacidad máxima, unos 120 minutos de música por cassette.
No me acuerdo de si nadie intentaba sacar alguna foto o no, pero de haberlo hecho tendría que haber utilizado una cámara de película, posiblemente de las clásicas de 35mm. Las fotos se hacían con sólo apretar un botón, como ahora, pero no se sabía como quedaban hasta que no se llevaban a revelar.
1990, hace 18 años, el siglo pasado.
Cambio.
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1 comentarios:
Es increíble como avanza la tecnología. Recuerdo que la primera vez que accedí a internet tenía... 20 años! Por favor... Hoy en día no me imagino sin el consabido chequeo de emails, además de otras miles de aplicaciones que resultan imprescindibles en la vida diaria... y es que los tiempos avanzan, "que es una barbaridad".
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