Por un instante pensé que mi desgracia consistía en no poder dar título a los libros. Más tarde entendí que mi consuelo se hallaba en el exilio de mi propio sueño.
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Por un instante pensé que mi desgracia consistía en no poder dar título a los libros. Más tarde entendí que mi consuelo se hallaba en el exilio de mi propio sueño.
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1 comentarios:
¡Cuántas veces la desgracia de unos es la suerte de otros!
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